La economía mundial se basa en el consumo. Sí los ciudadanos no consumen, este sistema económico se vendrá abajo. Sin embargo, el planeta tiene unos recursos finitos que se están acabando. De algún modo tiene que cambiar ya sea por obligación o por el impulso de políticas y comportamientos sostenibles.
Al inventarse la bombilla, los grandes fabricantes se dieron cuenta de que al ofrecer un producto que duraría más años el negocio no sería rentable ya que la gente no compraría tanto, porque no le harían falta las bombillas.
La obsolescencia programada es patente en la actualidad en los productos electrónicos como impresoras, móviles... Cada cierto tiempo, en pocos años se compran nuevos modelos, bien porque el antiguo se estropee o bien porque se ha quedado anticuado y se tira o no se utiliza más aunque funcione perfectamente. No los fabrican para durar.
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